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martes, 24 de diciembre de 2013

Navidad en Verano



¡Así es mi Tierra!
Con este sencillo villancico argentino de Félix Luna y esta bellísima interpretación quiero desearles Feliz Navidad a TODOS... con mi Navidad de verano, que a muchos les parecerá extraña... y a otros sofocante, pero igual de entrañable... 

Mi navidad está metida en el verano

no tiene pino ni la nieve le da luces,

mi navidad con el calor va de la mano

y un dulce olor a sidra y a pan dulce...


Paz a todos los hombres,

paz en la Tierra,

en mi tierra caliente

y en la que nieva.

Paz a todos los hombres,

paz en la Tierra.




Noche Buena

Hoy que mi Ciudad me agobia, que me ofrece el sacrificio de mi misma, convocándome a su averno y también a su lujuria. Esta locura -casi indecente- de sentir que la Noche Buena es una arremetida de compras y estridencias. Me siento insensata, lejana, impertinente, por no participar de éste "devore" ni a éstas nupcias inseguras. Soy -quizá- una "rara avis", una penitente... ¡No me gusta la demencia plástica ni el dos por uno! Quisiera que repartamos Paz, amasemos Amor, y nos diéramos muchos abrazos, de los genuinos, de los queridos... Quisiera que los buenos deseos respondan a la franqueza, a los pechos llenos de esperanza, a los brazos repletos de convicciones... Tal vez esté queriendo mucho, acaso sea una idealista. No importa, yo seguiré insistiendo; y como dijo Borges, seguiré pensando que:
"Así voy devolviéndole a Dios unos centavos
del caudal infinito que me pone en las manos"

©®Susana Inés Nicolini

martes, 24 de septiembre de 2013

mitad




"Ese hule seco en tus arrugas, esas botas de piel gastada, esa boca ceñida a la curva del cigarrillo que no enciendes por no descuartizar más tus pulmones, esos bolsillos conteniendo sólo promesas, el delirio de un deseo que tu mismo amonestas porque a nadie le gusta llorar…

El vidrio de la ventana del bar que es la suma de tantos rostros, y esta puesta de sol que, ahora, apuesta a ser abismo. Siempre el margen, lo inacabado, las esferas del tiempo que no cesan de confesarnos manteniendo esa costumbre inhóspita de no atrevernos, de no tomar impulso, creyendo que ninguno sabrá qué decir.
Hijos de Dios, poetas de milagros que sólo conocen nuestras lágrimas. Bailarines a solas, eventualmente frente a algún espejo… y el imaginario y el miedo, y el fragmentado sentimiento de no saber y seguir balbuceando al respirar…
Y lo juzgado, para calmarnos por momentos, cuando nuestro espíritu tembloroso ya no puede crear ninguna excusa más, ni seguir en ese laberinto en el que nos escondemos.
Y eso que sobrevive para seguir ahí, ahí mismo, en el lugar de lo único que es totalmente nuestro, desesperadamente nuestro, pero que ni siquiera queremos nombrar.
Trampas creadas para volver a oler magnolias, o jazmines o azucenas y volvernos monigotes, a primeras horas de la tarde, para confesarnos en soledad… sin que los demás se enteren porque no alcanza el valor para decir lo cierto, porque la felicidad es esa: la aprendida, y algún día nos contentaremos, normalmente, como todos…sólo con ser una mitad.”

©® Susana Inés Nicolini

(Todos los derechos reservados)

martes, 27 de agosto de 2013

gélida



"Esta gélida noche se perpetra; una temperatura así no es más que un delito para una urbe como la nuestra. Es una hora maligna, fundamento que se le da a la muerte para arrojar máximos resultados sobre los “sin techo”. Sin embargo, ese dato no sale en las noticias. Acaso, interludio (menos que eso) entre la publicidad de un cocinero que farfulla un italiano fingido, y la feroz procacidad de los informadores de asesinatos. Casi una lotería entre los que dan pronósticos haciendo dibujitos de soles, nubes, lunas, gotas…
Holocausto que adjudicamos a la naturaleza. Comparsa de piadosos que miran detrás de las ventanas a los abandonados que recogen lo que pueden en las calles, siguiendo la amargura de su maldición… ¡Cuánta tristeza agrieta, hoy, el corazón de los sensibles!
¿Dónde quedó Alicia? ¿Dónde el País de las Maravillas?... y los conejos. Que aparezca el espejo, o se abra el sésamo, para no morir de espanto... de espanto".


RNPI Susana Inés Nicolini
(todos los derechos reservados)

miércoles, 10 de julio de 2013

ellos...




Aquietarse
Encontrarse
Experimentar el silencio
como ocasión para acceder
a lo profundo
al rigor de sus ojos.

Son tu miseria y la mía
andando lodazales
desabrochando cadáveres
rogando su moneda
abriéndoles las bocas
que amordazará la lluvia
prórroga perpetua
del vino y la Biblia.

Húmed
os, mojados, empapados
ojos que aun esperan
yendo
siempre
a alguna parte

buscan el paso siguiente
que saben, nunca
han de encontrar.

Son los harapos del cuento
Las gárgolas de las catedrales
Las serpientes de los nudos
Las venas moradas que portan carteles
que degüellan voces
que hincan espantos

Sin dios y sin diablo
salen a cazar fantasmas
temblorosos y hambrientos, gritan
a perpetuidad, verídicamente
para refugiarse luego
en cuevas y en lagos
entre cartones y alcohol
muriéndose a cada rato.


Susana Inés Nicolini
(Todos los Derechos Reservados)

martes, 9 de julio de 2013

Angela Asencio


Un 9 de julio, como hoy, hace dos años, mi Madre partía. En ese día y en los sucesivos, a pesar de mi dolor, entendí que los padres nunca se van del todo. Que se convierten en nosotros mismos, agregando un alma a la que llevamos. Basta sentir ese bálsamo como una caricia, un abrazo en la Eternidad, para darnos cuenta que la Vida es una sucesión y que el Amor auténtico, como bien indica la etimología de la palabra, es "falta de muerte". Quienes hemos incorporado ese sentimiento y conocimiento, nos sentimos en Gracia. Y como toda experiencia espiritual no es controlable... simplemente es certeza.
¡Te amo mamá!

(RNPI Susana Inés Nicolini)

miércoles, 19 de junio de 2013

de vuelta





El viento trae aires de renovación necesaria y desde acá mis letras provendrán, ahora, de esa geografía que es la conocida, la de siempre, la que, acaso, no entiende la mayoría de la gente; con rostro de noches (jamás de mediodías) y con las uñas de los pies pintadas de rojo meiga y la mirada puesta sobre la luna, tamborileando sobre la alfombra y si el clima lo permite, el césped. Todo escrito como estaba escrito, sin repasos; meditando sobre quedarse o moverse, niña, joven o vieja, loba o dragona, ogro o duende… por donde vaya el alma.

martes, 11 de junio de 2013

Humanidad




"Siento que hasta que el número de vidas plenas no supere a las vidas destrozadas, mentidas, sin futuro o amenazadas en cualquier modo, estaremos atrapados en una especie de prehistoria, indigna del gran Espíritu de la Humanidad. La historia como una historia digna de ser contada comenzará únicamente cuando las vidas plenas excedan en número a las vidas desperdiciadas; y no solo se desperdician vidas matándolas. Se las desperdicia cuando se les quita la confianza, se toma la corrupción como ejemplo, y se hace de los valores un juego de artificio. Eso significa, según veo, que todavía nos queda mucho antes de que comience la historia buscada. Toda mentira, toda desigualdad, toda ignorancia, y todo exceso, en particular si es de poder, deben desaparecer. Todo exceso de riqueza debe ser distribuido equitativamente, y todo ladrón puesto en la cárcel. Por sobre todo la Justicia debe ser respetada y respetar. Y eliminada toda impunidad, simplemente porque es un infierno abyecto que esclaviza a los pueblos.
Hasta entonces seguiremos siendo, apenas, una especie de mono farfullador, y la Humanidad, tal y como -normalmente- solemos pensar en ella, todavía no habrá existido.
No sabremos más que garabatear alguna que otra efímera paz, una coja existencia, una insípida e ineficaz sociedad, preparada –sólo- para recordar los largos años en los que no supo hacer lo que debía, para terminar en una furia llena de pechos."
©® Susana Inés Nicolini


(Todos los derechos reservados)


jueves, 18 de abril de 2013

metáfora






Algo corre entre ellos, un intercambio de figuras como líneas que se unen, en un instante, y en todas las combinaciones. Agotados personajes caminan por las calles sin conocerse. La ciudad no los deja verse; al cruzarse se imaginan mil cosas que podrían pasar entre ellos: conversaciones, encuentros, sorpresas, caricias, besos, bofetadas... pero las miradas no se encuentran, las miradas huyen, no se detienen, no se rozan siquiera. Tampoco la ciudad se deja ver.
En cada lugar de ella  se podría sucesivamente dormir, fabricar herramientas, cocinar, acumular oro, desvestirse, vender, orar, amar, consultar los oráculos, nacer, morir y renacer. Podría estar abandonada o habitada a cualquier hora sin que nadie se mirase, sin tratarse, sin alzar los ojos siquiera. Es una ciudad de sueños, ningún ojo alerta en la vigilia la contempla, una telaraña suspendida sobre el abismo o una ciudad bidimensional, acaso solo vigente en un mundo paralelo.
            En su convivencia se consumen las horas y los días cuidando al tesoro de la noche.
            No se sabe desde cuando existe, mas en ella no vive o sucede nada que no se repita, porque aunque ciega la ciudad fue construida de manera que cada una de sus líneas se reflejara en un espejo.
            Los habitantes de la ciudad saben que sus actos son al mismo tiempo el acto y la especulación de haberlo realizado. No hay miradas que lo certifiquen. Por ello, la noche en su ritual es imperecedera, la abarca y la sostiene. Una vibración curiosa mueve a la ciudad o a su reflejo. Hasta ahora nadie ha sabido nunca cuál de las imágenes es la real, cuáles los reflejos. Cuál el acto inicial del movimiento y cuál la consecuencia. No todo lo que parece valer resiste fuera del espejo.
            Todo esta expuesto al septentrión, a la sombra. Nada es igual, todo es simétrico. No se debe confundir nunca las palabras con que se describe, con los fonemas que la nombran. ¡No se debe!... 
            Las despedidas se desenvuelven en silencio, con ciegas lágrimas. Después alguien puede decirte si tu sueño corresponde a la verdad;  sólo después de haberla abandonado. Nadie  ha descubierto aun su secreto, es una ciudad de despedidas, no de retornos.
            Se dice que tan sólo un hombre en su último sueño logró descifrarla. En su último sueño, aquel último hombre logró intuirla con una visión, mas no pudo nombrarla. No tuvo tiempo...
            De ese hombre no quedo mucho, sólo un inmenso libro de recuerdo, una epístola, un mandamiento. En la ciudad que no se deja ver no quedan rastros de aquel maestro.
Se dice que cada tanto regresa a habitarla, discurre entre aquellas miradas sin remedio y con sobrios hábitos pretende hacerse entender.
No existe ninguna seguridad sobre su existencia, sólo la certeza de los signos, que cada uno entiende. Algunos afirman que volverá, otros que nunca llegó… yo intento creer que permanece. 

©® y RNPI de Susana Inés Nicolini
(Todos los derechos reservados) 



miércoles, 10 de abril de 2013

fin...




¿Qué será de nosotros cuando todos los caballos salvajes hayan sido domados?


©® y RNPI de Susana Inés Nicolini

sábado, 23 de febrero de 2013

cuartos privados






Suena el viejo blues de la nostalgia, se quiebra otra partitura, como si el amor tan sólo fuera un contrato de noticias, como si canjeásemos unos desamparos por otros. O como si acaso fuera el corazón, un lugar pagado por unas horas, donde los mundos se hacen semejantes tan sólo porque los iguala la mediación de una fina pared, y el sonido de voces vecinas. Paredes que guardan confidencias, vidas transeúntes, nómadas, que por un instante recorren los pasillos de tu alma, y caminan el mosaico de un tiempo feliz. Cíclico y tan efímero que basta retirar las sábanas y las toallas que se impregnaron de ti para citar al olvido y para que el lugar vuelva a ser distante e impersonal. Lugares protectores, intensos, tan sólo en el momento en que alguien los habita, interpretándolos como ésos cometas que son. Banquetes de recuerdos a los que no acudes tú, olvidos reformados. Porque eso es lo que tienen las historias que no se acaban solas, que se exaltan, que se engrandecen y espesan llenas de supuestos y se tornan tal vez mas bellas por lo que no fueron. Paredes huecas... Huecas paredes… que cantan, que bailan. Que cantan… que gritan… y muchas, muchas veces lloran:

“Que empiece la burla de la monogamia para ser polígamos en serie, que las putas sean princesas y las princesas putas de monarcas ciegos, que más da, entre todos los naipes siempre hay una reina de corazones.”


©® Susana Inés Nicolini
(Todos los Derechos Reservados)

domingo, 3 de febrero de 2013

la






la nunca

la nadie

la dudosa

zozobra de arena
en la tormenta
calladamente
hojarasca que arde
en fuegos ajenos
abiertos hacia adentro
nómades en sueños

la muda
la negada

nos tiene
despiertos a deshoras
la jamás
con los ojos blancos
por la espera
y los labios desiertos

la nunca
la nadie

la jamás

la amada

©® Susana Inés Nicolini
(Todos los derechos reservados)
(Pintura: John Atkinson Grimshaw)

domingo, 20 de enero de 2013

agosto




Uno comienza a escribir
por la noche
para no morir:
un café, un cigarrillo
y esa paciencia de absoluto
que no se puede ejecutar.
Tal vez haya sido la música
el benefactor de la tarde
el silencio, no obstante,
se ufana en la piel.
A esa hora la vida es un hábito
y uno se da cuenta
que puede morir como cualquiera
que dejó la vida a medio hacer
creyéndola inagotable.
Qué oscura es la ciudad
cuando amanece
cuando laten las sienes
porque sabemos.
La pasión es algo distante
demasiado ajeno
demasiado falible,
sin embargo recordamos los días
en que le creímos
en que la vimos
cruzar la oscuridad
y enamorarnos.
Y uno vuelve a escribir
por la mañana
-costumbre pausada-
y otra vez nos queda
la escritura y el silencio:
ese grito constante
que a nadie le importa.
Victoria feroz de la experiencia.

A todos nos alcanzan
las flechas de algún dios.



©® y RNPI. Susana Inés Nicolini
(Todos los Derechos Reservados)


miércoles, 16 de enero de 2013

verbo y sustantivo...




Toda la luz necesaria
estaba en esa parte
entre vos y yo
como mía y tuya
de alguno o de los dos.
No hacía falta
una mañana prematura
ni una noche feroz
ni encerrarnos los pasos
como si el mundo, cardinalmente,
fuera una cama
sin sentido, por capricho,
volcando los trapos en la tierra
debiendo morderse los ojos
y las bocas y derramarse
por la meseta fría
el verbo, el sustantivo,
con tanta sangre herida.
No hacía falta llenarse los tobillos
de mentiras, de alegatos,
de yuyo y de cenizas.
¡Que estupidez! Piedra y
piedra, dispuestas, desde ahora
a parar el paso, a no dar lugar
en ese lenguaje del decir
que pide flores, y las pide de pie
porque nuestro cielo no era
parcelado
conveniente
predecible
incluso, creí, era probable.
Pero hay tormentas inmediatas
bufonas, inútiles
que se nos caen encima
que espantan las luciérnagas
que traban las lenguas y las vocales
por no decir, por no esperar.
Por no entender la dulce posibilidad
de lo distinto
de ese desnivel…
Entonces el camino se vuelve otro
y nos derrota la simpleza
con su paso rítmico, en silencio,
usando aquellas cicatrices…
y la memoria de lo dicho, traiciona,
y las mañanas vuelven a ser
ese torpe y repetido infierno personal.




©® Susana Inés Nicolini
(Todos los derechos reservados)