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jueves, 28 de octubre de 2010

de todos los días




Esa es mi mujer,
aquella que roba espinas
a las conversaciones
cuando el silencio estalla
entre los dos.
La que iza pedazos de cielo
cuando nos dormimos
atados entre la piel.
La que deja besos
en las almohadas
perfumando mis olvidos.
La que trepa los mediodías
con racimos de azafranes
y perlas de tomillo
invitándome a comer.
Esa es mi mujer,
la que corre por mi vida
sin conocerme, a veces,
sin encontrarme los ojos,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras…
una presencia para mi sed.
La que clavó su bandera
en el centro de mis noches;
la que sabe que lloro
como cualquier mortal.
La que elabora sonrisas
para desmigajar diferencias
cuando se nos va la voz.
La que florece en caricias
cuando mi angustia incierta
se llena de fantasmas
y la vida parece perder toda calidez.
La que habló del amor,
un día
como nadie más
lo había hecho,
como nadie más lo hará.
Esa…es mi mujer.

sábado, 23 de octubre de 2010

XII

Aun quedan algunos
propietarios del silencio
mezclados con los ecos
de los que repican al aire
su voz más formidable;
verdades de los ahogados
trágicamente insepultas.
A veces encuentran trincheras
en los muros de sus casas,
dividiendo la mitomanía colectiva
de las sombras anudadas
a las esquinas,
como si vivir fuera
una batalla eterna.
Sorpresa la de éste mundo
del que desconfían los humanos
y en el que las miserias
azotan el horizonte.
Como peregrinos tristes
o al menos, muy cansados,
van los hombres detrás de
sus dioses, alabando
promesas que ya no creen.
Sorpresa de la éste mundo
donde
llorar, reír, es sólo un instante
para los caídos,
para los que noche a noche
rodamos
ente el hades y el olimpo.

lunes, 18 de octubre de 2010

primera persona

Eras la turbia densidad
de alguna noche,
trashumante de vapores tintos
feliz por la sobria valentía;
un amor iluminado
por los viajes,
tibieza inasible para el alma.

Eso fue lo que pensé
hasta ahora…

Ahora, que la templanza
mide cada día,
que incontenibles las ansias
ya no pueden huir
ni ser esplendidas.
Ahora, que el nutriente
es la memoria,
y en el patio reina intacta
la pluma o el pincel yace
reiterado y taciturno:
testigos absolutos de
nuestras tontas arrogancias.
Ahora, que me hablas
en los sueños más callados,
que alucino el beso de tus brazos
que descarto para siempre
el mentido viento del olvido.
Ahora, que descubrí
que el verbo “amar”
es singularmente insensato,
si sólo conjugamos
la primera persona.

sábado, 9 de octubre de 2010

pequeña y nocturna


Son esos pequeños ruidos
que en la noche me alborotan,
disonancias del ultimo “te amo”.
Como si fuera la tierra prometida,
obligadamente, retoñan
sin que pueda detenerlos;
y es éste lecho encadenado
a tus fantasmas
que se figura el retorno.
Esporádicamente, le otorgo
a mi cuerpo
la realidad de un beso,
pero no basta.
Es algo religioso, pienso,
que en cada atardecer
aun existas
¡malévolo desquicio de mi mente!
Es algo religioso, pienso,
mas ya no ruego, ni pido
a los dioses paz y calma,
ni corto las rosas del ocaso
para rendirte culto sollozando.
Es la piedad la que entra por mis venas
y esa frágil mentira del amor,
almíbar, que ya no endulza,
la que asume la palabra
en ésta hora desteñida de campanas,
en la cual, hasta el infierno,
se me antoja una mejor morada.