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jueves, 14 de mayo de 2015

hablo




Hablo del cielo azul y de las águilas
Hablo de los cauces donde la sed eterna sigue
Hablo de tu mirada como una piedra en la honda
Hablo de tu soledad en estas horas
en las que el sol cae en racimos.
Hablo del origen de las cosas
de las heredad súbita del alma
absorta, pálida, doliente,
contra las viejas hélices del crepúsculo.
Hablo de aquellos solitarios que huyen
cuando la noche es una invasión poderosa.
Hablo de la fatiga y de su voz lenta.
Hablo del musgo, de la piel sin cuerpo,
de las rosas rojas en los pechos.
Hablo de los huérfanos de abrazos
y de las hogueras de los náufragos.
Hablo de la emergencia del hambre
y de las tumbas de los que no tienen tumba.
Hablo del espanto, de las tardes sin faros
que olean sin mar pero con brasas.
Hablo del viento y de sus aguas de metal.
Hablo –en definitiva- de volver a encontrar
tus blancas manos,
de tener los corazones calmos
y los abrazos largos.
¡Hablo del amor, las frutas, el milagro!

Sue_*©
© Susana Inés Nicolini®
Foto: Vadim Stein.

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