Tú poeta que cantas a la muerte.
Tú que describes la casa de mi vacío.
Tú que me hablas con deseos ebrios,
que conoces la palabra de cada madrugada.
Desde la orilla de mi ángel te busco
levantando mi cadáver,
en ésta nostalgia que ya se ha hecho
amiga de las flores
amiga de la lluvia
amiga de mi sangre,
y ahora vaga en el viento
cuidando de no hollar tu sonrisa:
única barca tripulada por el sol.
Tú que describes la casa de mi vacío.
Tú que me hablas con deseos ebrios,
que conoces la palabra de cada madrugada.
Desde la orilla de mi ángel te busco
levantando mi cadáver,
en ésta nostalgia que ya se ha hecho
amiga de las flores
amiga de la lluvia
amiga de mi sangre,
y ahora vaga en el viento
cuidando de no hollar tu sonrisa:
única barca tripulada por el sol.
Imágen: "Dânae (c. 1621), de Orazio Gentileschi"
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