Se humedecen las dos palabras que no pronunciaré en ésta
madrugada.
Sobre las veredas ciegas de almas, mueren las golondrinas
y los hombres sin caricias.
Mis pies, como helados campanarios, no han encontrado tu piel
y tiritan acurrucados.
Pobre instante que he suspirado muerta de ternura,
esperándote.
Ya estoy desnuda y nadie me ha regalado mariposas.
Ya estoy desnuda y en mis alas se posó la escarcha.
Sobre las veredas ciegas de almas, mueren las golondrinas
y los hombres sin caricias.
Mis pies, como helados campanarios, no han encontrado tu piel
y tiritan acurrucados.
Pobre instante que he suspirado muerta de ternura,
esperándote.
Ya estoy desnuda y nadie me ha regalado mariposas.
Ya estoy desnuda y en mis alas se posó la escarcha.
©® Susana
Inés Nicolini
Sue_*
#SafeCreative
Sue_*
#SafeCreative
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias caminante… llévate una rosa, para que te arome el andar…