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sábado, 17 de julio de 2010

la infiel

No necesito tres días

para desplegar el hilo
y envolver el laberinto.
No es ésta medianoche
llagada con las piedras
las que lapidan
mi corazón intenso.
Es el exilio de la niebla
que nunca consiente al sol
en esa máscara de milagros
y vientos.
Antes
ya signaron mi destino.
No busco el acertijo
de golondrinas
ni el otoño cargado de hojas
para saber que el amor
es incertidumbre.
Ya estaba escrito en las cavernas,
cuando la luz fue una herida
y el hombre regresó aturdido.
Ya en ese momento supe
que había que enceguecer
para entender de amaneceres:
constelación de tantos infinitos.
Y también supe de ese
dios repetido, deshecho
en el cielo detenido.
Podrán mutilar mi piel
y quebrar mis huesos:
las formas del suplicio
son alternativas del tiempo
y la resignación.
Apenas reflejos subiendo
las paredes de su credo.
Yo creo en la metáfora
de tus días asomando,
mientras exhalo mi último
suspiro
porque en el paraíso salvable
había luz
y era mía.

1 comentario:

  1. Las palabras que componen el poema; la música; las fotos...todo es magia en tus blogs. Acabo de ver éste último que me enviaste: sigo sintiendo que llego al lugar de lo indecible, de lo inefable. Cuando algo supera la mediocridad que vive en casi todos los libros que recibo, en casi todos los poemas ( por desgracia ) y puedo leer cosas como las que escribís, siento que mi alma no me ha dejado y que existe aquello que está más allá de la vida.

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Gracias caminante… llévate una rosa, para que te arome el andar…