Con finos ungüentos
resguarda su tersura
la noche
por si tus pies, Yibril*,
quisieran
danzar conmigo
ésta última piedad
antes que me lapiden
los ciegos; los jueces
canallas de palabras
y trágicos de actos,
como si el secreto
de mis días
hubiera de revelárseles
consumiendo en el fuego
la última sombra de cordura.
Sin saber que arropada
en ésa áspera incertidumbre
está la muerte,
que no acierta a saber
si su voz ronca
en ésta hora
es de regreso
o de despedida.
(* Arcángel mencionado en El Corán)